Es un sistema de gestión y resolución de quejas que está al centro de una sana relación con las comunidades y, por lo mismo, deben orientar el accionar de una empresa y ayudar en sus esfuerzos por lograr la confianza local, sin sustituir ni estar aislados de otros mecanismos como los procesos de consulta locales y los programas de inversión social.

El Abra ejecuta un mecanismo de retroalimentación conforme a los ocho criterios de eficacia de los sistemas de quejas que son parte del ICMM: legitimidad, tener la confianza de los grupos de partes interesadas; accesibilidad, asegurarse de que el mecanismo sea conocido y llegue a todos; previsibilidad, proporcionando un procedimiento claro y conocido, con plazos y claridad; equidad, asegurando que las partes perjudicadas tengan acceso a información, asesoramiento y conocimientos para que sus quejas sean justas; transparencia, manteniendo informadas a las partes sobre el progreso de sus quejas; compatibilidad con los derechos, es decir, que asegure que los resultados y los recursos estén de acuerdo con los derechos humanos internacionalmente reconocidos; y finalmente, que este proceso sea una fuente de aprendizaje continuo y los mecanismos del nivel operacional se basen en el compromiso y el diálogo que dispuso la compañía para que las comunidades aledañas a su operación puedan presentar, a través de esta vía formal, sus consultas, sugerencias o reclamos, los cuales serán gestionados por la Gerencia de Diálogo Comunitario, quienes investigaran caso a caso, con el compromiso de entregar una respuesta conforme a los tiempos establecidos por el procedimiento de retroalimentación.